8- Rodeada

Me volví a submergir en ese tunel. Cada vez que entraba, sabía que me gustava menos, y por ello envidiava a los que tenían coche o moto para ir de un lado al otro. Perdí el primer tren ya que no me apetecía correr, y tuve que esperar 3 minutos en el andén. Me acordé de mi chico, mi fantasmilla, aquel al que yo aún no le ponía nombre. El tren, se acercaba, le oía. Dentro, al pasar rápido por la estación, pude distinguir la figura de aquel ser que al ser visto, me sacaba una sonrisa y en un vagón de después la de unos hombres vestidos de negro. Mi cabeza giró hacia las escaleras y allí estaban, no tenía escapatoria, estaba rodeada.
Un hombre me cogió de la cintura aunque yo antes ya había sacado mis llaves para usarlas como armas, no me pude defender. Otro me cogió los brazos y me ató, mi fantasmilla, tenía cara de espanto, cerca de mí. Que podría pasar ahora!?
La gente al pasar, hacía como si nada y en menos de 2 minutos, la accion acabó y me metieron en un coche, aunque me opuse con todas mis fuerzas.
Me puse a llorar, tenía miedo. No me di cuenta de que iba bien acompañada hasta que no giré la cabeza y le vi. Para mi, verle fue un alivio, fue como cuando en pleno verano, te comes un helado que te refresca o en pleno invierno, te sientas cerca de la hoguera. Fue genial verle allí cerca.