martes, 24 de diciembre de 2013

Una nariz colorada

Todo empezó aquel día en que me diagnosticaron Alzheimer. Ya no había vuelta atrás, ahora, solo me quedaban mis recuerdos, mi familia y por poco tiempo. Al saber la noticia, decidí ir a tomar un capuchino en el primer bar que encontré. Nada me era familiar, era una sensación extraña pero sabía que dentro de poco tiempo se repetiría constantemente y sería prolongada hasta el ultimo minuto de mi vida. En ese sitio, recordé los momentos del pasado, los cuales eran mucho más nítidos que los del presente. Según el doctor, el Alzheimer se va comiendo los recuerdos más actuales y deja paso a los anteriores. Ese capuchino me hizo recapacitar. Pensé que gracias a Dios, mi cuerpo funcionaba bien, que estaba sano y que mi único problema era la memoria. Yo siempre he sido una persona positiva, y nunca dejaré que una enfermedad haga un brusco cambio en mi personalidad, al menos no si soy consciente. Hay algo que siempre he echado de menos, una sonrisa en mi vida. Creo que es necesario estar con alguien que te sonría, que enseñe sus dientes sin ningún tipo de complejo, aunque no sean bonitos; que ría, que comparta carcajadas o que te haga reír mientras lloras. Moriré sin ese tipo de compañía, sin hijos, sin familia... Eso no es lo que más me preocupa; lo que realmente necesito, és morir junto a una sonrisa. No necesito que sea la sonrisa de la persona que ha compartido toda su vida conmigo, necesito una sonrisa sincera, una carcajada que nunca olvide, unas lágrimas derramadas por algo alegre. En ese mismo instante, aparece un payaso tras la ventana de la cafetería, sonríe y me mira. Cierro los ojos y ya no está. Sea quien sea y sea real o no, me ha ayudado más que mucha gente. voy a ser payaso. De joven hice un par de cursos los cuales acreditan que he aprendido la técnica del Clown y que puedo trabajar de ello. Pienso en el hospital y recuerdo esos niños que paseaban por él. Sin más vacilaciones llamo al hospital, responde la misma chica que antes me ha ayudado a encontrar la planta a la que tenia que ir, una chica dulce pero de voz nasal, no me inspira confianza. Le indico quien soy y que me gustaría hacer. Ella me responde a las preguntas de manera robótica. Se que mi petición no llegará lejos así que hago uso del teléfono que me prestó el doctor.
    - Buenos días doctor, soy Arturo... no se si me recuerda -dice con pocas esperanzas de que el doctor sepa quien es....
    - Hombree! Arturo! A qué se debe su llamada? Tiene alguna pregunta sobre la enfermedad?
    - No, de momento ninguna. Sólo quería pedirle un favor.
    - Soy todo oídos para usted, por suerte, me ha pillado en la hora del descanso.- dice justo antes de darle un mordisco al croissant.
    - Simplmente quiero ser voluntario en el hospital... - dijo temiendo que la respuesta fuera negativa.
    - Quiere ayudar a mis compañeros? - pregunta el doctor algo sorprendido.
    - No bien bien, quiero ser payaso de hospital. Tengo un par de títulos que certifican que soy apto para trabajar como payaso y me encantaría hacerlo en el hospital. - comenta cerrando los ojos y pidiendo a dios y a todos los santos que su respuesta no le decepcione.
    - No le puedo prometer nada Señor Arturo pero, si que puedo preguntarlo, lo intentaré. - responde mientras sonríe con la boca aún llena.
Me quedo escuchando el pitido del móvil, me ha colgado. No tengo muchas esperanzas puestas en que su respuesta sea la que quiero escuchar pero de todas formas me dirijo hacia mi casa y preparo un maleta. La maleta del Dr Payaso. Me dispongo a colocarme la nariz colorada en mi napia, cuando, mi móvil suena por fin. Han pasado unos quince minutos pero la espera ha sido eterna para mi. vacilo antes de darle al botón verde pero definitivamente me decido y pulso el botón. La voz histérica de mi doctor inunda mi oído:
    -Que siii!! Que me han dicho que si Sr Arturo!! Que la plaza es suyaa! Que de hecho necesitan a alguien urgentementeee! Que cuanto antes aparezca por esa puerta mejor!
   - Perdón? Esta usted hablando en serio, doctor?- digo intentando disimular mi alegría
   - Tan en serio como que mi mujer está embarazada!
   - Felicidades doctor!- no puedo negar que esa frase me decepcionó. por un momento llegué a pensar que estaba emocionado porque me habían aceptado en el hospital pero... no era cierto. De todas formas, en poco tiempo lo olvidaría así que no le quiero dar la menor importancia, quiero coger mi maleta ya preparada mis pinturas, ya secas por el paso del tiempo y mi flor, cubierta de polvo, la cual echaba agua antiguamente.- Ahora mismo aparecerá por la puerta del hospital un payaso algo estropeado! Gracias por su ayuda!
    - Denada! Gracias a usted! Porque....
No dejé acabar al doctor, preferí no escuchar lo que me iba a decir. Siempre he creído que mejor no decir nada si lo que vas a decir no es más bonito que el silencio. Cogí las llaves de mi casa y me dirigí hacia el hospital.

Holaa mis bloggeross! Os tengo un pelin abandonados... y lo sientoo jejejejej pero... Ya sabeis.... cuarto de la ESO, alemán, teatro, maquillage, costumización.... Són muchas cosas las que estoy haciendo y las que me quitan tiempo pero.... nunca, en ningun momento me olvido de vosotros...!! Bueno esta historia ha sido idea de mi hermana.... es decir la hemos hecho entre las dos... y bueno.... jajajajaja le hacia ilusion aparecer mencionada en una reseña (justo en este moemnto en que lo estoy escribiendo lo está leyendo y ha dicho algo así como: eeehh a mi noo.... eee?!) jajajajajaj Bueno me lo he pasado bastante bien haciendolo y me ha pedido por favor que ella quiere escribir una historia, una ella sola. ¿La dejo o no la dejo? ajajajaja Supongo que tendré que dejarla.... jajajajaj
Muchos besetes... y... en un ratito os cuelgo una cosaa!!! Aiaiaiiiaiii!! En un ratito!!! (o quizás mañana espero que no sea asi...)

Siempre vuestra... Míriaam!! 

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